De acuerdo con el servicio geológico mexicano, el vulcanismo
es un fenómeno geológico que manifiesta la energía interna de la Tierra y que
afecta principalmente a las zonas inestables de la corteza terrestre.
La definición anterior es aplicable al contexto actual, sin
embargo, en las distintas eras geológicas la corteza terrestre era más
inestable.
Por ejemplo, en el Hadeano,
en plena formación de la Tierra, el vulcanismo fungió un papel especial en la
formación de la atmósfera, la actividad volcánica era intensa y mantenía un
ambiente cuya temperatura era elevada. Se cree que la actividad volcánica
empezó cuando la Tierra ya tenía una estructura interna semejante a la actual y
también pudo deberse, en parte, al impacto de meteoritos.
Hacia el Precámbrico,
la actividad volcánica fue menos intensa, sin embargo en esta era se formaron
supervolcanes y volcanes activos, así como islas volcánicas. El vulcanismo fue
resultado del movimiento de la corteza terrestre.
En el Paleozoico,
en particular el Ordovícico medio,
la actividad volcánica se incrementó debido a la expansión del piso oceánico.
En los límites del paleozoico y el Mesozoico,
específicamente entre el Pérmico y
el Triásico, la actividad volcánica duró
millones de años y generó un cambio climático el cual produjo una extinción masiva.
Existe una teoría que explica este evento de erupciones en masa, se trata de un
fenómeno llamado verneshot, y dice que el magma que queda bajo una gruesa capa
de corteza terrestre aplica una gran presión para salir a través de una
chimenea volcánica relativamente angosta. Esta presión genera una súper explosión
provocando una reacción en cadena.
Después de la
extinción masiva la actividad volcánica decreció, dando oportunidad a la vida
de evolucionar nuevamente. Sin embargo, esta calma aparente se vio interrumpida
a finales del Triásico con el rompimiento de Pangea continúa y la actividad volcánica se
intensifica de nuevo, generando otra extinción masiva debido a la emisión de CO2 y SO2 y a la liberación de metano de los
fondos marinos, lo que genera un efecto invernadero que eleva las temperaturas
en las distintas regiones del planeta.
La gran
extinción de Triásico terciario
debido a la actividad volcánica favoreció la evolución, de los reptiles de la
cual surgieron los grandes dinosaurios del jurásico. Estos animales dominaron
la superficie terrestre y los mares, pero su existencia se vio interrumpida por
dos grandes eventos: el impacto de un meteorito y como consecuencia el
vulcanismo. En realidad el cambio climático que generó el vulcanismo fue el
responsable de la gran extinción masiva del Jurásico-Cretácico.