Los usos que podemos dar al trasformar la materia son
muchos. Desde calentar agua, producir energía o en la generación de
medicamentos. Esto es posible debido a los cambios a los que se pueden someter
a la materia. Ya sea un cambio físico, químico o nuclear.
Los cambios físicos
se presentan cuando la materia cambia de forma, tamaño o estado de agregación,
sin que sufra cambios en su composición química y sin generar una nueva
sustancia.
El agua, ya sea que se hierva o se congele, sufre un
cambio físico.
Un cambio químico implica una transformación de un
compuesto a otro, generándose una nueva sustancia.
Cuando enciendes tu estufa, se da este tipo de cambio.
Existe la combustión del propano, formando dióxido de carbono (CO2) y vapor de
agua. El respirar también implica un cambio químico.
Los cambios nucleares están asociados a la
radiactividad. Este cambio implica una transformación de los núcleos de los
átomos, lo cual genera mucha energía.
La transformación de los núcleos atómicos se puede dar ya
sea por fisión nuclear, la cual tiene lugar en el núcleo y ocurre cuando éste
se divide en dos o más núcleos pequeños. Mientras que en la fusión nuclear dos
núcleos atómicos se unen para formar uno de un mayor peso atómico.
Radiactividad es el resultado de la desintegración espontánea o no de núcleos atómicos que emiten radiaciones.