Definición.
La literatura dramática es aquella escrita exprofeso (específicamente),
para ser llevada a su representación teatral. Se denomina dramática por ser uno de los géneros prevalentes en la antigüedad y
que el propio Aristóteles definió en su poética. Sin embargo, no solo el drama
aparece como subgénero teatral. También existen la comedia, la tragedia y en
los géneros “menores”: la farsa, el autosacramental, entremés, sainete, vodevil
y en su combinación con música: la ópera, zarzuela, opereta y teatro de revista
(musical).
Actos.
La literatura teatral se compone en su generalidad de 3
momentos (a veces 2; a veces 4) que se establece desde el principio. A cada
momento se le denomina Acto (primero, segundo, tercero). Las pausas que se
logran al representarse, suelen tambien ser establecidas desde el texto dramático.
Al terminar cada acto, se cierra el telón. Al concluir el último acto, se abre y
cierra para que la compañía teatral y el dramaturgo o director acuda a recibir el
aplauso del público.
Escenas.
Las escenas son pequeñas divisiones espacio-temporales al
interior de cada acto. Se establecen fundamentalmente como momentos específicos
y pueden ser determinados por la duración y el carácter de los diálogos, la
temporalidad de la acción específica (si ocurren en algún momento del día) o bien,
si el espacio cambia (lo que obliga a cambiar la escenografía al cerrarse el telón.
Acotaciones.
Al texto dramático se le conoce tambien en su forma moderna,
como libreto, es decir, el libro con
los diálogos indicados, las señales específicas que deben seguir los actores,
actrices y gente que se encarga de la habilitación escenográfica del teatro,
como los tramoyistas y los iluminadores. Esas acotaciones
(anotaciones técnicas), tambien incluyen las inflexiones de voz que deban hacer
los actores al representar la obra (sorprendido, dubitativo, enamorada, intrigada,
entre otras) y que regularmente se ponen en itálicas o cursivas.
Diálogos y monólogos.
Los textos dramáticos pueden ser dialogales (de diálogos entre
una o varias personas), como Esperando a Godot, de Samuel Beckett, o monólogos
(el dialogo interior de una persona que habla en primera persona del singular),
como los que escribiera Darío Fo, o el tercer acto de Hamlet de William Shakespeare,
famoso por su altura filosófica al preguntarse “Ser o no ser, he ahí el dilema”.
Contexto histórico y geográfico.
Si atendemos a la observación del poeta y dramaturgo Xavier Villaurrutia,
se podrá comprender la intemporalidad del teatro, es decir, su perennidad, su permanencia
y vigencia ya que las pasiones humanas no caducan.
Al analizar una obra teatral, es preciso situar la versión original
en tiempo y situación espacial o geográfica, y ver si la adaptación que
finalmente se ve, es fiel a su espíritu como obra dramática.
Uso del lenguaje.
Cada obra representa un reto en su adaptación escénicas, pues
muchas de ellas fueron escritas muchos siglos atrás. Por lo tanto, si bien no
es aconsejable una adaptación verbal a tiempos actuales, si llega a darse, el espíritu
de la obra debe conservarse. Eso es lo que debe percibir, la “fidelidad al espíritu
original” de la obra, quien es espectador o reseñista.
Cada personaje debe adquirir esas inflexiones lingüísticas,
habilidades expresivas y dominios de la pronunciación, especificados de su caracterización
que llegan al grado de que, en inglés, personaje signifique character.
Tema.
Al ser el teatro uno
de los géneros más antiguos (primero como tradición oral, después escrita)
ofrece muchas opciones para nuevas adaptaciones y puestas en escenas, pues las
constantes de la condición humana que representa, suelen ser intemporales: las
pasiones humanas que también aborda la prosa de ficción novelística o cuentística,
son tambien temáticas continuamente abordadas en el teatro contemporáneo.
Argumento.
De alguna forma más habitual que en la prosa o en la poesía,
en el texto suele hablarse de un argumento con distintos propósitos: la propia
obra suele contener esa abstracción del total de la obra, al principio. El argumento,
que tendría las mismas características que en los otros géneros, es fundamental
para convencer elencos (a los actores), productores e incluso recintos
teatrales. Asimismo, es de vital importancia que en su lectura considere
practicar un argumento, identificando las “líneas argumentales”, es decir, “tramas”
que se enlazan en la obra, para poder simplificar en un texto concreto y breve.