Los historiadores
enriquecen el panorama que se tiene de la historia y de los acontecimientos en
particular, permiten construir interpretaciones de los hechos que van más allá del
corto plazo. La perspectiva respecto a las elecciones del año 2000 en México,
obtenida a corto plazo, es muy distinta de la que se tiene ahora. En aquel año,
algunos analistas plantearon el final del PRI.
La transición política
comenzó a gestarse 14 años atrás, o más, si se toman en cuenta otros cambios
sociales. Se podría decir que se trata de una situación que va más allá de la
persistencia de un mismo partido político en el poder o de la alternancia. Sin embargo,
esto implica recurrir a otro tipo de datos que podrán apreciarse en diversos artículos,
videos y textos: fuentes que pertenecen a distintas épocas posteriores al año
2000 en nuestro país.
El objetivo de la
perspectiva es desarrollar y buscar información relevante. Este enfoque
descriptivo genera una posición informativa. La reconstrucción de los hechos no
permite obtener una versión total o acabada de las circunstancias que causaron
o determinaron su aparición; se trata de visiones parciales de dichas circunstancias
o de la caracterización más o menos general del contexto. Es como si estuviéramos
frente a un rompecabezas y faltaran algunas piezas; en cierto modo se estaría en
la necesidad de deducir el color y la forma de las piezas faltantes; habría que
conjeturar respecto de cómo completar el rompecabezas. Esto da lugar, no solo a
adquirir de manera espontánea, sino a interpretar a partir de los datos disponibles.
Toda reconstrucción histórica
es parcial, imperfecta e inacabada con características que propician la interpretación,
lo cual abre la posibilidad de interpretar en forma casi ilimitada, una permanente
reconsideración y reformulación de los hechos, de sus causas y consecuencias a
corto y largo plazo.
Un hecho histórico siempre
se referirá al pasado, por lo cual es imposible ofrecer una descripción e interpretación
exhaustiva. A partir de los datos, es factible interpretarlo; sin embargo, tal interpretación
debe estructurarse en función de una posición objetiva y realista del acontecimiento.
El primer requisito para abordar las fuentes es hacerlo sin prejuicios, como si
fuese algo totalmente nuevo en el panorama intelectual.
En todo caso, debe
existir cierta capacidad de asombro ante las fuentes de información, para concretar
un punto de vista lo más objetivo posible.
Esta capacidad de
asombro equivale a enfrentar a las fuentes como si nada supiéramos del
acontecimiento.