En todos los espacios de desarrollo humano es necesario
aprender a argumentar nuestras opiniones, ya sea a favor o en contra,
frecuentemente las personas emiten opiniones sin aportar más argumentos y
terminan por decir “asi son las cosas”, “porque si” o “porque yo lo digo”.
Aristóteles fue el primero en explicar un proceso sistemático
de la argumentación, lo definió como un proceso racional y social, racional
porque parte de premisas y llega a conclusiones que sintieron, social porque se
concibe con locutores.
El argumento se conforma con un conjunto de razones a una de
ellas se le denomina premisa, la cual permite inferir otra llamada conclusión. Existen
diversos tipos de argumentos y se clasifican como deductivo o no deductivo. El argumento deductivo se denomina analítico,
los argumentos no deductivos son analógicos
y estadísticos.
Un argumento no es simplemente la afirmación de ciertas
opiniones, ni se trata simplemente de una disputa, los argumentos son intentos
de apoyar ciertas opiniones con razones, en este sentido los argumentos no son inútiles
son en efecto esenciales.
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