Después de la publicación del Origen de la Especies en 1859
y de las repercusiones que causó en la comunidad científica, se vivió un
ambiente de gran incertidumbre.
En 1871 Darwin dio a conocer su segunda obra: El origen del
hombre y la selección con relación al sexo. En esta obra, Darwin aplica su
teoría de la selección natural a la evolución del ser humano. En su libro
Darwin escribe: “Tan pronto como me hube convencido, en el año 1837 o 1838, de
que las especies eran poblaciones mutables, la selección natural es el
resultado de la variabilidad, la reproducción y de la adaptación. La nueva
variable, aplicada no sólo a los seres humanos era la selección sexual.
La “selección sexual” era la responsable de la variabilidad
intraespecífica, mientras que la selección natural sería la responsable de la
variabilidad interespecífica. La nueva variable proponía que los criterios de elección
de las hembras se basan en el vigor o fortaleza y eficacia de los machos, y no
sólo en el valor estético. Es decir, las hembras, pensaba Darwin, seleccionan a
aquellos machos que exhiben características de “calidad”. De nuevo las ideas de
Darwin no fueron aceptadas, hasta mediados del siglo XX. Lo que nos lleva a preguntarnos
sobre el desarrollo del ser humano a través de los siglos, para ello en adelante
daremos una rápida revisión de la historia de aquellos seres que llegaron a convertirse
en lo que somos ahora.
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