La idea del
desarrollo sostenible o sustentable ha tenido gran aceptación a nivel mundial y
se adoptó como un compromiso de la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la cual tuvo lugar en Río de Janeiro en
1992, mejor conocida como la Cumbre de la Tierra. Este compromiso fue
refrendado una vez más en la Tercera Conferencia Mundial sobre Desarrollo
Sostenible en Johannesburgo en 2002.
Este desarrollo sustentable debe contemplar tres aspectos
importantes: el ecológico, el social y el económico.
La representación de esta combinación entre los sistemas
ecológico, social y económico permite ampliar la interpretación a otros
aspectos que representan la interacción entre ellos, de la cual se desprenden
otros conceptos como: soportable, referido a que la acción humana debe
contar con la cantidad específica de recursos en su ambiente natural
(ecosistemas) para su subsistencia; por su parte, la interacción de los
factores ecológicos requiere ser variable, es decir, amigable con el medio
ambiente, para que el desarrollo material de la sociedad no se tope con
limitaciones y degradación de los recursos naturales; finalmente entre lo
social y lo económico debe prevalecer un principio, el de la equidad,
para que los seres humanos avancen en su bienestar de manera colectiva.
La creciente preocupación por la destrucción de los recursos
naturales ha llevado a sociedades y gobiernos a impulsar alternativas
encaminadas hacia la conservación y el uso adecuado de los recursos naturales.
Estas alternativas se pueden clasificar en varios rubros:
· La protección y conservación de los ecosistemas
naturales y su biodiversidad en áreas naturales protegidas.
· El uso sostenible y equitativo de los recursos
naturales, encaminando a mejorar las condiciones de vida de la población,
interviniendo los ecosistemas naturales de manera adecuada, sin transformarlos.
Ejemplos de esto son el uso de algunas tecnologías indígenas tradicionales de
manejo de ecosistemas, el manejo y uso de la vida silvestre, el manejo forestal
sostenible, el ecoturismo, la pesca responsable, el manejo integral del agua y
la protección y recuperación del suelo.
· La aplicación de tecnologías amigables con el
medio ambiente en los sistemas productivos de áreas transformadas por el
hombre, como la agroecología y los sistemas silvopastoriles, la acuicultura y
la generación de energía alternativa.
· La restauración ecológica de las áreas deterioradas
para mejorar o recuperar sus servicios ambientales.
· La reducción de la tasa de emisión de
contaminantes de corta vida y la supresión total de la producción de
contaminantes de larga duración. Entre otras cosas, esto se puede lograr
mediante la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar los
productos que consumimos diariamente.
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