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miércoles, 6 de septiembre de 2017

Termodinámica y metáforas sociales

La historia cultural de la física, en la formulación de las leyes de la Termodinámica, se asoció con aspectos como la Revolución Industrial, la tradición ingenieril de las máquinas, la filosofía romántica de la naturaleza o la economía política. También se ha analizado la forma en que las percepciones y metáforas sociales y teológicas influyeron en el pensamiento de los filósofos naturales que intervinieron en el desarrollo de la nueva ciencia de la energía y se han utilizado metáforas para explicar el funcionamiento de diversos aspectos de la sociedad. En la década de 1870 y después de los sucesos de la Comuna de París, las élites intelectuales europeas veían con profunda preocupación la consolidación de movimientos obreros ejemplificados por la Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en 1864.

Desde un discurso capitalista decimonónico, un universo fatalmente equilibrado en términos de energía se utilizó como un escenario que representaba a la perfección una sociedad comunista. El equilibro de la energía en el universo era análogo a una sociedad igualitaria, sin diferencias sociales; sus consecuencias, idénticas: la muerte térmica y la muerte social y económica. Los científicos y divulgadores británicos Peter Tait y Belfourt Stewart expresaron en un libro muy popular sobre la ciencia de la energía de finales del siglo: “El calor es el comunista por excelencia de nuestro universo y sin duda es el que llevará al sistema presente a su fin”.

La metáfora de la sociedad como una máquina térmica sirvió para justificar las diferencias sociales entre la burguesía y la clase obrera. En 1891 el químico español Laureano Calderón aseguró frente al público del Ateneo de Madrid, que las desigualdades sociales estaban impuestas por una ley natural.

Calderón recurría a la idea expuesta por el ingeniero francés Sadi Carnot, que postulaba que era necesaria una diferencia de temperaturas para que una máquina térmica funcionara. Este postulado, que fue la idea original que desembocó en la Ley de la entropía, demostraba que para transformar energía calórica en energía mecánica era necesario que el calor pasara de un cuerpo caliente a uno frío.
Para el químico, esta diferencia térmica representaba la configuración social de un Estado que promovía un comportamiento individualista y que respaldaba el espíritu competitivo del capitalismo. El intentar suprimir las diferencias de clases significaba para Calderón hacer inservible la máquina social. Los argumentos termodinámicos respaldaron objetivos políticos y sociales muy diversos.
En 1880 el médico ucraniano Sergei Podolinsky realizó un detallado estudio termodinámico de la agricultura para apoyar la necesidad de un orden social informado por las ideas socialistas de Karl Marx y Friedrich Engels. Para Podolinsky, la posible muerte térmica del universo era evitable si se utilizaba correctamente la energía del universo.
De aquí que era esencial que la organización de la sociedad se convirtiera en una cuestión de optimización energética. Después de un análisis energético de las diferentes formas sociales de producción, Podolinsky aseguraba que el capitalismo disipaba una gran cantidad de energía que se hallaba a disposición de la humanidad, tal como una máquina deficiente.
Solo a través de una forma de producción socialista en la que existiera una asociación igualitaria de las fuerzas de trabajo, se lograría que la gran máquina social se acercara a su funcionamiento óptimo y fuera, por tanto, capaz de acumular energía aprovechable. Desde esta perspectiva, el socialismo era la clave para evitar la muerte térmica del universo.

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