La ley de la conservación de la energía afirma que la
energía no puede crearse ni destruirse, sólo se puede cambiar de una forma a
otra. Al circular una corriente eléctrica a través de un conductor el
movimiento de los electrones dentro del mismo produce choques con los átomos
del conductor cuando adquieren velocidad constante, lo que hace que parte de la
energía cinética de los electrones se convierta en calor, con un aumento en la
temperatura del conductor. Mientras más corriente fluya mayor será el aumento
de la energía térmica del conductor y por consiguiente mayor será el calor
liberado. A este fenómeno se le conoce como efecto Joule.
El calor producido por la corriente eléctrica que fluye
través de un conductor es una medida del trabajo hecho por la corriente
venciendo la resistencia del conductor; la energía requerida para este trabajo
es suministrada por una fuente, mientras más calor produzca mayor será el
trabajo hecho por la corriente y por consiguiente mayor será la energía
suministrada por la fuente; entonces, determinando cuánto calor se produce se
puede determinar cuánta energía suministra la fuente y viceversa.
El calor generado por este efecto se enuncia en la ley de
Joule que dice que:
Q=R
· I2 · t
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Cuando la corriente eléctrica
atraviesa un conductor, éste se calienta, emitiendo energía, de tal forma que
el calor desprendido es directamente proporcional a la resistencia del
conductor, al tiempo durante el que está circulando la corriente y al
cuadrado de la corriente que lo atraviesa.
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Este fenómeno tiene mucha utilidad en la vida cotidiana, a continuación,
se describen algunas aplicaciones:
Alumbrado eléctrico
Se utilizan para el alumbrado: lámparas, bombillas o
ampollas llamadas incandescencia.
Aplicaciones domésticas
Muchas aplicaciones prácticas del efecto Joule intervienen
en la construcción de los aparatos electrodomésticos, tales como planchas,
hervidores, hornos, calentadores de ambiente y de agua, secadores, rizadores.