Con el estudio de los temas previos, ahora podrás notar que
la estadística es una herramienta científica que puede calcular y explicar los
eventos expresados en términos cuantitativos.
En este sentido, hay una gran cantidad de fenómenos
naturales y procesos sociales que pueden ser estudiados con la estadística. Retomando
un tema actual, ¿Cuáles son los fenómenos naturales y los procesos sociales vinculados
que generan el cambio climático? Existen al menos dos líneas de análisis que
responden a esa pregunta:
a) Las actividades humanas generan cambios en el
ambiente natural del planeta.
b) El planeta evoluciona y las acciones humanas
tienen poco o nulo efecto sobre dicha transformación.
Para la finalidad de este tema, asumimos la respuesta a), las actividades humanas generan cambios en el ambiente natural del planeta. En
este caso, uno de los temas centrales es la contaminación de los ecosistemas
por la expulsión de dióxido de carbono a la atmósfera.
La respuesta más aceptada actualmente es que las altas
concentraciones de dióxido de carbono producidas por las ciudades aceleran el
cambio climático en la atmósfera del planeta. Como lo indica la revista
Ecojoven (Ecojoven, 2016), el dióxido de carbono es producido por las
sociedades humanas, el cual ha aumentado de manera más acelerada desde la
Revolución Industrial del siglo XIX.
Desde otra perspectiva, según Mario F. Triola (Triola, 2013,
pág. 727) las concentraciones de dióxido de carbono han aumentado notablemente
desde el año de 1880 hasta el 2000, situación que puede ser demostrada
numéricamente por medio del registro de la cantidad de dicho gas en la
atmósfera y el incremento de actividades humanas como el transporte motorizado
de combustión interna, el creciente uso de combustibles fósiles como el
petróleo, el consumo de energía eléctrica en la ciudades y la producción
industrial.
Si investigas lo que acontece en México entre 1970 y 1990,
periodo en que la cantidad de dióxido de carbono aumentó en 30 millones de
toneladas, podrás constatar lo siguiente: En 1970 México tuvo 1,233,824 autos
particulares y para 1990 llegó a 6,349,025 autos (Navarro, 2012). Asimismo, el
consumo de energía eléctrica en casas habitadas durante 1970 fue del 16.6% y
para 1990 llegó a 22.2% del total producido en México. El consumo de energía
eléctrica del sector industrial en 1970 fue del 54.7% y para 1990 llegó a 57.2%
del total de energía producido en México (Cámara de Diputados, 2001).
Por lo tanto, con los datos
señalados, se puede resumir que las actividades humanas tienen efecto en la
cantidad de dióxido de carbono lanzado a la atmósfera. Particularmente las dos décadas
que van de 1970 a 1990 muestran que la cantidad de autos particulares creció en
México cinco veces y el consumo de energía eléctrica lo hizo en 6%. Por lo
tanto, si analizamos estadísticamente la cantidad de autos que circulan
actualmente en la Ciudad de México o bien cuantificamos la cantidad de horas
que mantenemos encendidos aparatos electrodomésticos en nuestro hogar y lo
asociamos con el tipo de actividad que tenemos, como trabajo, estudio, cocina,
entre otros, podríamos calcular el impacto de las actividades humanas en el
incremento de dióxido de carbono en la atmósfera.
Finalmente, la expresión numérica de
los fenómenos naturales y los procesos sociales permite analizarlos con
herramientas matemáticas y estadísticas. Con dicho proceso de análisis podemos
mostrar la asociación de las actividades humanas y los fenómenos naturales que acontecen
en nuestro planeta.