Autores como Quetelet y Durkheim traducen los procesos
sociales a números. Mediante ese recurso cuantitativo buscan “limpiar” de
prejuicios los eventos que eligieron en un tema de investigación. Ambos autores
están firmemente apoyados en la propuesta del positivismo. El positivismo es
una forma de trabajo científico que acepta los siguientes principios o reglas
de pensamiento científico:
La medición de
un fenómeno implica el vínculo entre conceptos abstractos con indicadores
empíricos.
El empirismo
consiste en una forma de hacer ciencia, la cual acepta únicamente la validez de
eventos captados mediante los sentidos como el tacto, la vista, el olfato, el
oído.
En otras palabras, un evento es válido si es posible tocarlo, verlo y
escucharlo, es decir, condiciones que hacen posible notar el tamaño del
fenómeno elegido para conocerlo por medio de su estudio.
Finalmente, el positivismo se fundamenta en el principio de verificabilidad.
Esta regla de pensamiento indica que los fenómenos captados con los sentidos y
con capacidad para ser medidos, pueden ser comprobados en todos los casos.
Todos los fenómenos naturales y los procesos sociales pueden
ser expresados en términos medibles y empíricos, además cuentan con capacidad
para ser verificados.