Un componente
fundamental del Estado es la soberanía. De forma sencilla se puede decir que la
soberanía es la participación del pueblo para mantener la sociedad. Se dice que
la soberanía radica en el pueblo. Esta expresión es válida para los tipos de
gobierno en los que el pueblo se ha desligado de antiguos sistemas políticos,
como la Iglesia y la monarquía, pero no siempre ha sido así. En el pasado, la
soberanía residía en el monarca o en el poder que le confería la Iglesia, al
sobre todo en las denominadas monarquías absolutas. Un ejemplo es el reinado de
Luis XIV de Francia, en quien acuñó la frase: “el Estado soy yo”, lo cual
quería decir que su voluntad decidía las leyes y gobierno a seguir; el decidía
si se iba a la guerra, así como la aplicación y modificación de los impuestos.
Esta forma de aplicar el poder velo que tenía a su cargo,fue repudiada por el
pueblo francés y desencadenó la Revolución Francesa, que comenzó con la
exigencia de que la soberanía residiera en el pueblo.
Con el triunfo de
la revolución se estableció que la soberanía quedaba asentada en las leyes y en
el tipo de gobierno que mejor conviniera al pueblo. Contención Armenta se
acepta a la Revolución Francesa, entre otros acontecimientos, como el punto de
partida para el surgimiento del Estado moderno y el nacimiento o de una nueva
forma de entender el concepto de soberanía.
Ya en este
continente, al inicio de la vida del México Independiente se suscitó a la
discusión que planteaba la disyuntiva entre soberanía como expresión del pueblo
o de la Nación. La prematura para tomar una decisión surgió de la necesidad de
mantener la estructura que debía prevalecer sobre el territorio y la población del
país naciente. En aquel entonces, tanto el término pueblo como el de Nación
contenían significados diferentes a los actuales. En el concepto de Nación
hacía referencia al origen de una comunidad humana; en tanto que el de pueblo
implicaba la búsqueda y alcance de la felicidad y libertad para esa comunidad
(no es la definición que prevalece).
Cuando se habla
del poder del Estado para ejercer el derecho, se refería a la soberanía
interior; esto es, a la disposición para aplicar las leyes y ejercer los
derechos que permitan mantener el poder dentro de un territorio, por parte del
pueblo. La importancia de ese poder se finca en hechos del pasado, pues a lo
largo de la historia abundan ejemplos en los que el descuido de esos elementos
en una nación se convirtieron en problemas, tales como la separación de
territorios o el surgimiento de revoluciones que modificaron el orden
establecido.
En México, son
ejemplo de la debilidad del Estado la separación de Texas y la disputa por el Soconusco.
La separación de Texas se dio por la incapacidad del gobierno de aquel entonces
para controlar el ingreso de migrantes y la incapacidad de hacer respetar las
leyes de los nuevos colonos N estos territorios, como fue el caso de la ley
anti-esclavos, garantía que se estableció desde la constitución de 1824.
Existían habitantes de tejas propietarios de esclavos que usaban como fuerza
laboral en plantaciones de producción algodonera o en el servicio doméstico por
otra parte, el Soconusco se anexo a México durante el Primer Imperio y al disolverse
recuperó su autonomía. Fue una historia de continuos intentos de anexión y
separación (la llamada “secesión”), finalmente quedó como un territorio han
dividido entre Chiapas y Guatemala.
Un caso más
reciente de inconformidad con la legalidad construida en México es el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), su origen es un reclamo a que en la
soberanía nacional falta reconocimiento a los pueblos indígenas de Chiapas.
Estos casos son solamente muestras de la importancia del orden jurídico y su
relación con el pueblo, los cuales constituye en la soberanía y ésta se impone
como garantía de un gobierno justo.
Otra forma de
entender la soberanía es en relación con el exterior. En ese contexto, las
acciones del pueblo se convierten en garantía de protección de su territorio.
Tal garantía se sustenta principalmente en el poder armado, pues en el supuesto
de amenazas de potencia extranjera no es suficiente en un pueblo organizado, a
quien se requiere una fuerza militar o acciones políticas para mantener el
respeto de las fronteras. Lo anterior se logra mediante dos recursos: el
ejército, que por medio del uso de fuerza, hacer respetar los derechos; o los
acuerdos comerciales o de otro tipo que garanticen en los límites del
territorio de un país con la los cuales pueden ser económicos, emanados del
interés en una zona o por afinidad política.
En la ausencia de
acuerdos podría suceder que una nación más poderosa invada cuando la
estabilidad de la misma se debe a comprometida. En el ejemplo de lo anterior
fue el caso de la independencia de Texas y su posterior adhesión a Estados
Unidos de América, conflicto que derivó en la invasión norteamericana del
territorio mexicano y cuyo desenlace fue en la pérdida de casi la mitad del
territorio nacional. No obstante ese episodio de la historia mexicana, se
desenvuelve, en lo político y económico, para construir tratados que conducen a
la reafirmación de la soberanía nacional.
Un ejemplo de las
guerras para defender la soberanía entre las naciones es el de la Segunda
Guerra Mundial, la cual inició con la invasión a Polonia y derivó en la
intervención de muchos más países. El fin definitivo de esa guerra sólo fue
posible con el establecimiento donde una nueva normatividad internacional, con
el respaldo de todas las naciones y organizaciones para hacer respetar los
acuerdos internacionales.
De esta manera,
se puede ver cómo la soberanía es la capacidad de mantener la unidad dentro de
un territorio mediante leyes que sean reconocidas y aceptadas por el pueblo, al
mismo tiempo que, a nivel internacional, subsistan acuerdos de aceptación general
por la mayoría de las naciones para respetar las fronteras.
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